De Jean Pierre Tardieu 

Algunos de los procuradores del noviciado: Diego Francisco Coronado, Francisco de Arce y Juan de Verges adquirieron fama por organizar redes -a través de todo el continente- desde Cartagena a Lima, pasando por Portobelo y Panamá para elaborar -contando con la reputación de la Compañía de Jesús- montajes económicos que suplían la falta de recurso.

Los bozales salían más baratos que sus congéneres vendidos por particulares y se podía plasmar más su mentalidad. Sin embargo, los procuradores no despreciaban a los bozales inculturados que disfrutaban de alguna habilidad, adquirida a lado de artesanos o de cualquier conocimiento que utilizaban, en sus establecimientos. Sus relaciones también les permitían abastecerse de “esclavos de segunda mano”, formados en Lima, descartando a los “criollos” demasiado reacios. El recurso a la trata negrera cubría las necesidades de los fundos agrícolas: “instrumentos de trabajo”.

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